domingo, 9 de junio de 2019
Soy testigo de tus muertos
No quiero los soles de tu devoción
Ni los ídolos hipócritas de tu adoración
De tus besos escapo y de tu seno me escondo
No he crecido en tus parajes
No soy labrado en religiones y majestades
No tengo tus colores y pasiones
Con cara a tus siervos pero con corazón escondido
Camino y soy testigo
No tienes héroes ni mártires, solo muertos y olvidos
Exaltas tu sangre, la sangre cobarde
Tus siglos te condenan como alma errante
Tus senderos opacos, cínicos y lamentables
Nunca serás un puño que incite
Ni una tormenta que lave
No tienes llamas en vientos arrasantes
Eres del día a día, sin registros
Un teatro de mentiras
Un cúmulo de penas que abandona y asesina
Estás hecha de legado maldito
De reyes antiguos y despiadados
Enferman tu tierra, contaminan tu circo
Que los años se apiaden
Que tus tierras renazcan
Hasta ese día, eres prisión que desgasta
sábado, 8 de junio de 2019
Los últimos días de una década
Aún me falta encontrar la fuga de tiempo que desangra mis días. Ese desperdicio de segundos no ha sido mínimo; al contrario, los años de fugas han dejado grandes vacíos y paradójicamente con pocos archivos en la memoria. Tiempo muerto.
No se es conciente de esa pérdida hasta que resumimos nuestro papel antes de finalizar una década más de respirar.
Y este proceso de introspección no es sencillo; fastidia y es sumamente cansado, debilita hasta al más entero de los pensadores. Sería fácil y cómodo cerrar este tema con el clásico arranque de aceptación de que la vida es una y simplemente hay que vivirla. ¡Pues qué diablos he hecho sino vivirla! ¡La he vivido como todos, con mis particularidades pero con la generalidad que comprende al ser humano!
Acoplar felicidades, administrar tristezas, evitar perversidades o darles espacio, en busca de amor o lo más parecido a eso, experimentar placeres, atesorar cosas, dinero, momentos o nada... andar por ahí y encontrarle un sentido a esta existencia que a veces, en el concierto de los seres humanos, es un sinsentido.
¿Eso es todo? ¿De eso se trata "la vida"?
No lo sé. Cada final de una década me desnuda una vez más. Porque ya fui natural y espontáneo, porque ya probé mieles de locura y pasión, ya engordé de gula, vomité lujuria y repasé las prohibiciones capitales en carne y en mente, he tratado de entender ese impulso humano de querer normar y rectificar a la naturaleza. Aún no lo entiendo.
Ya me dejé llevar. ¿Y ahora?
¿Otra ronda de años para repetir lo mismo pero en distintas latitudes? o en el peor de los casos: repetir lo mismo sin cambiar las maneras, como las moscas que se golpean una y otra vez contra el vidrio.
No lo sé. La muerte de una década me deja los mismos aires de ansiedad pero con enfoque distinto. Ya me calmé y dejé por un tiempo a la naturaleza y al ser superior que moldearan mi ser; ya me rendí y volví a pelear, una y otra vez.
Como todos he caminado en direcciones que no me llevaron a nada o a muy poco, eso depende del grado de profundidad y complejidad con el que se vea este paseo en la Tierra.
¿Y ahora qué puedo esperar?
Porque ya cumplí mis sueños pueriles, juveniles, apasionados, rebeldes, tercos y simples. Los que me faltan materializar son los que incluyen las edades que impone la existencia.
No lo sé. Esa visión del porvenir me deja vulnerable otra vez. Repetir el proceso de la incertidumbre de la muerte, solo que esta vez con la cercanía inevitable que traza el tiempo.
Un día minimizamos la vida, en ocasiones la culpamos de tristezas y frustraciones; incluso, en arranques de emociones, hasta osamos querer perderla. Pero cuando sentimos el primer aliento de la muerte nos aferramos a lo material con todas las fuerzas. Así de incoherentes los que nos quedamos hasta que el cuerpo se apaga, un renglón aparte tienen aquellos que decidieron poner fin con la propia mano al funcionamiento de la sangre, sus casos son debatibles y hasta pueden comprenderse pero nunca, bajo ninguna circunstancia, imitables.
No lo sé. Quizás son los delirios por el fin de otra década. Por eso me pregunto a dónde está la fuga de tiempo que ha desangrado mis días. ¿A dónde y en qué he desperdiciado segundos?
Los clásicos conceptos de la vida prestada, de la vida única, de la búsqueda de felicidad en lugar de la incómoda introspección y problematización de las cosas, no son bienvenidos y no serán fuegos que iluminen caminos.
Me queda la mitad de la vida o los siguientes momentos, nunca se sabe, para encontrar respuestas sin fugas de minutos, sin desidia, sin miedo.
Sin miedo aunque nuestra existencia sea tan delicada.
domingo, 2 de junio de 2019
En caminos ansiosos
¿Era una sonrisa única o una mueca?
Juré por Dios que era amor. ¿Amor o una necesidad de amar? Parece lo mismo, pero no es igual.
¿Era un rostro angelical o mi mirada carente? En caminos desérticos, anhelo de oasis.
¿Una belleza natural o una terapia interna de encontrar belleza?
Años sin rumbo condenan a la búsqueda febril de fantasías. El tiempo moldea; del día de corazones exclusivos, a casi morir por aferrarse a la disponibilidad.
Vulnerables a espejismos en un mundo hipócrita, desnudos en un orden necio, terco, antinatural, que impone un sentimiento como lenguaje universal.
Entonces, y quizás por un capricho del tiempo, despiertas del sueño.
Y las canas aceleran los planes.
Y los dolores son recurrentes.
Y los pensamientos no perdonan.
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