sábado, 28 de octubre de 2017

Amanecer


"¡Despierta pequeño ángel! ¡Abre tus ojos, hijo de la oscuridad!"

Mis ojos se pierden en la oscuridad, en la espesa noche. Otro descanso interrumpido. No sé si eres un sueño o un despertar.
Es en el confuso subconciente, en las sombras de mi mente, que dejas mensajes.
A veces me pregunto si eres real o el resultado de una ilusión, de una pequeña frustración infantil, de un aborto prematuro de ideas.

"¡Despierta, niño y sacude tu inspiración! ¡Vamos, constrúyeme!"

En los días, en medio de las risas y conversaciones, explotan ideas, escenarios de una vida pasada: una calle grande, tres personas caminando, un cielo nublado, un olor a lluvia, una pequeña tristeza. ¿Lo viví o simplemente es una inspiración para escribir?

"¡Obedece, tienes una misión! ¡Materialízame!"

En ocasiones me veo al espejo tratando de descifrar los mensajes que llegan repentinamente. Siento una necesidad de descubrirme o quizás, digo con cierto temor, encontrarte en mí. ¿Quién eres?

"¡Despierta!"

Y lo que temía dejó de impactar. Del miedo a la conciencia. En cada sueño las sombras de mi mente mutaron en una sola, una grande y desafiante sombra. En los últimos meses mucho más presente ¡Ahí ha estado siempre!

"¡Ahora es mi turno!"

Tuve una identidad. Tuve una edad. Aunque me llamen por mi nombre, no soy el mismo. Mi construcción interna murió para darle paso a una metamorfosis suprema. La sombra mutó. Ahora hay una claridad, un objetivo, una meta ineludible. La medianoche de mi ser se acabó y la luz del amanecer es intensa, poderosa... vasta.

Un solo ser, un solo sentimiento que no cederá al circo social, a la mediocridad, a los falsos, débiles y sumisos. Entre ellos por ahora. En las alturas  y sin ellos, el siguiente paso. 



     

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