domingo, 31 de marzo de 2013

Esa breve paz


El sollozo nunca fue tan liberador. No fue exagerado, ni dramático. Las lágrimas brotaron sin pausa y el pecho se liberó. La tensión se acabó y la paz recorrió por la sangre.

Al mismo tiempo las palabras fluyeron. Sentimientos guardados, que fueron liberados de golpe. La necesidad del momento permitió sincerarse y aceptar que no hay otro camino que ceder.

Es el llanto del que cualquiera puede sentirse orgulloso de experimentar. La dificultad viene después, cuando hay que responsabilizarse de las palabras. Pero no sólo eso. Cuando una persona se libera, es necesario mantener el ritmo rumbo al cambio, comprometerse y principalmente romper con los viejos hábitos. Los mismos que llevaron a crear el caparazón sentimental, que tenía un objetivo meramente defensivo pero el cual, con los años, mutó a una muralla contraproducente.

¿Se equivocó? Si. ¿Fue despiadado? Si. ¿Egoista? También. ¿Maligno? Siempre. ¿Por lo tanto privado de perdón? Quizás. Porque ser perdonado es una opción, pero pedir perdón, una vez y genuinamente, es una elección que rompe internamente con las cadenas. Si se abusa de este sentimiento, sólo se logra perpetuar un impulso maligno.

El llanto cesó. La tranquilidad tiene espacio. Pero el momento es corto para celebrar. No hay celebración, sólo queda una alerta, la eterna señal que ahora es más intensa, y muy clara: está prohibido volver a fallar.

jueves, 28 de marzo de 2013

La locura de Hollow

Un astronauta en una misión en solitario, la cual poco a poco degenera la mente del hombre. Sólo tiene contacto con su pareja a través de una pantalla. Del primer día, cumpliendo con sus labores normalmente, al día 487, cuando la esquizofrenia se apodera de él. 
El último video de una de mis bandas favoritas: Alice In Chains.
Siempre creí que con la muerte del vocalista Layne Staley, la banda no tendría un regreso a los escenarios. Pero lo han hecho con otro vocalista que hace un buen esfuerzo, aunque nunca se comparará al talentoso e incomparable Staley.
Esto es "Hollow".


miércoles, 27 de marzo de 2013

Como un divorcio

Recorrí la costa salvadoreña y lo único que tenía en mente era la ruptura.
La mañana se fue en pensamientos de toda una relación, como si me atacaran para hacerme sentir culpable.
Todo el trabajo y toda la rutina estaban infectadas de ti y no había medicina para curarme, y por momentos no quería la cura, porque tenía la idea de mantenerte en mi pensamiento para adaptarme a tu pérdida.

Hoy estuve en la costa salvadoreña, pero el paisaje no me inspiró nada.
Mientras regresaba a la capital, en el auto, encendí un cigarro buscando calmarme.
Sonaba una canción de Creed, a la que nunca le he puesto la atención debida.
Las bocanadas de humo eran sin sentido. No encontraba nada, hasta que vi lo siguiente:



Fue lo único que me inspiró. Terminé el cigarrillo y así como estaba el cielo, así estaba mi alma.
Las nubes ganando terreno y una luz que se resistía a desaparecer. Un amor, una costumbre, una dependencia llegaba a su fin, junto con la insoportable sensación de vacío.
Cerré mis ojos, y no pensé en nada, sólo en el cielo. Y me quedo a la espera de un nuevo sol.

martes, 26 de marzo de 2013

El Pital. Mi primer viaje

Soy de la ciudad. Pero, cuando era pequeño me llevaban al campo con bastante regularidad y ese aroma a tierra, la cercanía con los animales, el aire puro y el contacto con los campesinos, me asombraron. Me enamoré.

Sin embargo con el pasar de los años, y el encierro en la ciudad, aprendí a querer las calles, el paisaje de cemento, las lluvias en la ciudad. Me volví a enamorar, esta vez de la selva de concreto, un poco por costumbre que por convicción.

Por eso cuando me mencionaban El Pital, decía: "claro, algún día iré". La verdad, nunca por mis propios medios iba a visitar ese paraje. Mi lugar está en la ciudad, en sus parques y cafés.


 Sabía que no sería por mis propios medios. Llegué a ese cerro por cuestiones laborales. Y cuando me encontré con el paisaje, sentí una emoción indescriptible. Un regreso al pasado, a mi niñez, en cuestión de segundos. La neblina, el frío, el aire puro, el aroma a pinos, a tierra. Pueden ser cuestiones normales para muchos, pero no para mí, no para alguien que olvidó la belleza del campo y ahora la descubre nuevamente.


Fue de esos reportajes que se realizan con mucha más alegría. El entorno lo permitía, el lugar es mágico, capaz de mover emociones hasta en un corazón cuadrado. Compartir con la gente fue lo mejor, escucharlos, verlos, entenderlos, aprender de ellos.


Lo más básico de su vida se respeta, se envidia hasta cierto punto esa relación con la naturaleza, aunque eso no signifique que sus vidas sean fáciles, de hecho son difíciles, pero ahí están, sonriendo, viviendo, tratando de ser felices, en medio de un escenario frío, verde, especial, bello.


Me fui con ganas de volver. Ahora que escribo, ya planeo mi siguiente visita, esta vez guiada por un impulso genuino. Varias veces me preguntaron si prefería la playa o la montaña, y siempre contestaba que la arena y el mar era lo mío. Me equivoqué. Las raíces nunca se olvidan.

domingo, 24 de marzo de 2013

La "U", la incertidumbre y la evidencia de un futuro periodista

Aquellos tiempos de estudiante, cuando la incertidumbre del futuro se come la belleza del presente. Todo era el por venir, el temor de quedarse a mitad de carrera, la preocupación de adquirir experiencia para que alguna empresa se digne en, al menos, probarte.

Y siempre en el aula había de todo. Aquellos que buscaban el diez a como diera lugar, otros a fuerza de disciplina, y la mayoría esforzándose para sólo mantenerse ciclo tras ciclo.. Yo circulaba entre el esfuerzo máximo y el tratar de mantenerme. Nunca estuve en un sólo puesto: algunas veces me entregaba, otras veces me hizo falta interés.

Por eso cuando leí a Ramón Salaverría, Investigador en Medios Digitales y Director del Departamento de Proyectos Periodísticos de la Universidad deNavarra, España, me quedé sorprendido.
Mucha atención para aquellos que quieren dedicarse al periodismo y le echan ganas en la universidad.

Navara pregunta: ¿Cómo sé si alguien tiene madera de periodista? Me fijo en estos diez rasgos:
  1. Compañero. Circula por ahí la idea de que, para triunfar, el periodista ha de ser un tipo solitario, competitivo, que mira solo por su propio interés. Mi experiencia es diametralmente opuesta: siempre he visto progresar a los más desprendidos y dispuestos a ayudar. No es raro que así ocurra en el periodismo: quien desde joven piensa en otros además de en sí mismo, cuando madure pensará también en lo que necesita el público.
  2. Humilde. Ciertos alumnos llegan a las aulas bastante pagados de sí mismos. Creciditos, le dicen ahora. Mi experiencia es que esos alumnos que creen saberlo todo del periodismo antes de haber pisado una Facultad -ni que decir de una sala de redacción- tienen poco futuro. En cambio, los jóvenes que encaran el aprendizaje con modestia y sencillez, aprenden más rápido y, casi siempre, mejor.
  3. Esforzado. Los periodistas con futuro se revelan muy especialmente por su espíritu de superación y sacrificio. Son jóvenes que no se amilanan ante la primera complicación, que buscan dar siempre más de lo estrictamente exigido, que meten cuantas horas hagan falta. Sin esa perseverancia y disposición al esfuerzo es imposible progresar en un oficio tan sacrificado como el periodismo.
  4. Curioso. Un joven que apunta a periodista tiene siempre los ojos abiertos. No solo ve, mira. No oye, escucha. Está siempre alerta y se interesa por todo lo que le rodea. Especialmente por las noticias, claro.
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  5. Audaz. Un periodista en potencia es alguien que rara vez dice “esto es imposible”. Al contrario, su expresión más común es: “¿Por qué no lo intentamos?”. Y ya se sabe: audaces fortuna iuvat.
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  6. Creativo. Cuando la mayoría de sus compañeros circula por un camino, el que se perfila como gran periodista suele tomar una travesía distinta. Puede incluso que tome la dirección contraria.  En cualquier caso, se caracteriza por una manera propia de ver el mundo, por una voz original.
  7. Participativo. El primero que levanta la mano para preguntar, el primero en ofrecerse voluntario para salir a la pizarra, el primero que manda un mensaje a un foro digital de alumnos… El futuro periodista siempre suele ser el primero en participar en lo que sea. Y si no es el primero en hablar, será el primero en aportar algo al que ya ha hablado.
  8. Puntual. Muchos alumnos suelen andar agobiados por la acumulación de tareas. La incapacidad para gestionar su tiempo les lleva en no pocas ocasiones a entregar los trabajos tarde y mal. Con frecuencia, les pilla el toro y estudian los manuales a partir de resúmenes escritos por otros. ¿Y quiénes son esos otros a quienes les llega el tiempo para todo? Ya lo ha adivinado.
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  9. Voraz. El periodista en potencia lee de todo: desde Guerra y paz hasta los prospectos de las medicinas. Todo le interesa, de todo extrae algún nuevo conocimiento. Cual esponja, absorbe toda la información que halla a su paso. Por eso lee, lee y lee.
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  10. Buena gente. Un gran maestro mío siempre dice que, para que un grupo funcione, debe estar formado por “gente normal”. Con eso quiere decir que, para triunfar, no hacen falta cualidades extraordinarias ni brillanteces rutilantes; lo más importante es actuar con naturalidad y propiciar buen rollo en el entorno. Ser quien uno es y comportarse con respeto. En definitiva, esforzarse por ser buena gente. Seguro que me entiende.
Analiza el texto completo: http://blogs.unir.net/comunicacion/2012/10/02/como-se-si-tienes-madera-de-periodista/

La primera lección

Como cuando estaba en la escuela. Como si se tratase de una clase de informática, o cualquier otra que implique la explicación directa al momento de estar frente al monitor.
La maestra dictó y traté de poner atención, aunque un pedazo de pan dulce me dificultaba la concentración.
En fin, hoy comienza una nueva etapa, quizás una de las más importantes de mi vida, porque se juntan varios factores importantes: querer comunicarse, querer expresar, y al mismo tiempo con una capacidad al cien por ciento. Con la estabilidad emocional necesaria.
Día uno: comienza la otra versión de Ricardo González.