No tan oscuro para asustar, sin brillo para enamorar. Soy una tarde grisácea con brisa y frío.
Con suficiente para dar y con burocracia para conquistar; no me tomen a mal, soy un día más.
Y si hay amores me nacen colores y ganas, con prueba de sangre en mano para no morir a plazos.
Alergia a compromisos y comezón por seriedades, nada que no se supere con analgésicos y rituales.
Soy de la sangre y el desastre, comprendan, son tiempos que exaltan debilidades.
Y en el día de flores, ramos tendrán; si quieren perfumes, hasta el edén puedo empacar; puedo actuar sin tropezar. Sean pacientes, no todo lobo tiene su danza o león un día sin ansias. No soy del mal pero puedo aprender.
Tengo pedazos espirituales entre las entrañas y el paladar, soy de la fábrica celestial con defecto de calidad. No declamo de amores y mujeres, no derramo poemas en la tierra, solo respiro y me multiplico entre lenguas, labios y multitudes.
El ausente en las tradiciones, no brindo ni bailo, soy el que baja la cortina.
Soy el silencio incómodo.
Soy la tarde de domingo en un pueblo abandonado.
Soy un lunes de madrugada, un dos de enero, un agujero negro, soy el protagonista principal de una obra sin público.
Y me siento muy bien.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario