sábado, 18 de agosto de 2018

Ahora lo sé

Y si solo fue un largo y profundo sueño.
Una pesadilla oscura, asfixiante, manipulada por las neuronas.
Y el aroma a desayuno me libera de la desesperación.

Me levantaría rápido. Si al llegar a la sala advierto tu presencia, avanzaría a paso lento, como no creyendo.
Y las dudas morirían al instante que te veo frente a la estufa, como cada domingo por la mañana.

La emoción me desbordaría. Me abalanzaría a ti con una felicidad inmensa, pura, gloriosa.
Te abrazaría fuertemente hasta que me pidieras parar para evitar que se queme la comida.
Te miraría profundamente. Te miraría con el corazón, como muy pocas veces lo hice.

Escucharía cada una de tus pláticas. Tendrías mi total atención. No saliera de la casa, a menos que necesitaras algo.
Me dedicaría a compartir contigo, como muy pocas veces lo hice.

No me cansaría de repetirte que te amo. Te lo expresaría con palabras, detalles, miradas, sentimientos... con mi vida entera.
Trabajaría para ganarme tu confianza y estaría ahí para ti, como casi nunca lo hice.

No te abandonaría. Y nunca me lo pedirías. No podrías darle la espalda al ser que te demuestra el amor más grande. Me quedaría hasta el día de tu muerte.

--------------

Pero no es un sueño.
Es solo una tarde nublada, atareada, cansada.
Fue una canción la que trajo tu recuerdo. Una melodía construyó tu rostro en mi mente.

Entonces los sentimientos se agolparon uno a uno, hasta desbordar mi corazón.
Los recuerdos imborrables de una relación, que pudo ser mejor.
Un amor que no alcanzó su plenitud.
Un tiempo que no permitió un gozo constante.

Llorar sería el sentimiento congruente ante tal reflexión, pero no lo hice.
Me deleité en lo que pudo ser, en la enriquecedora experiencia que habría sido amarnos más allá de nuestras diferencias. Habría sido la sensación más trascendental de mi vida.

Pero no supe hacerlo. No pude. No sabía cómo hacerlo. No estaba preparado. Quizás te sucedió lo mismo.

Sería hasta sano añorar un encuentro en otra dimensión, para aclarar cuentas en plena luz y unirnos en un infinito abrazo. Pero prefiero otro salida.

Quiero paz.

Y tengo todo para lograrlo.

Porque te amo. Te amaré para siempre. Y eso tiene un valor incalculable. No importa si ya no puedo expresártelo. Hay tantos amores que no son expresados y que nunca se conocen, pero iluminan los   corazones de aquellos que los sienten, esos sentimientos engrandecen.

Y me siento iluminado de lo que siento por ti, me libera saber que es puro y vasto. Ahora, después de tanto años que han pasado, lo entiendo. 

Ahora lo sé.