martes, 5 de enero de 2021

Los días negros







Borroso, confuso, melancólico, nunca el alma se había sentido tan liviana por el dolor. En los días oscuros la vida no tiene sentido alguno; y tratar de encontrarlo, es una tarea triste, cansada y devastadora.

Los primeros momentos de la fiesta siempre son los mejores ¡la euforia es adictiva! la supuesta hermandad se siente bien. Si ese círculo de éxtasis se repitiera por la eternidad, nadie quisiera volver a la normalidad. Pero conforme avanza el carnaval de excesos, todo cambia. Mi mente muta y aparece otro ser mucho más fuerte, quizás uno de los más elocuentes, manipuladores y encantadoramente mentirosos de la historia. Mi álter ego es aterrador.

Cuando todo termina y la danza del otro yo se apaga, el vacío embarga a tal punto de ahogarte en tu propio lamento. Todo sabe a nada en los días oscuros.

Y entonces miras a la gente continuando con sus vidas como cada día. En medio de ellos, me toca contener toda la tristeza, tratar de hilar ideas lógicas, buscar un tema que compartir. Y simplemente no se puede, no se puede. Solo puedo mostrar una media sonrisa, un asentir sin sentido y una mirada perdida.

Si los que están a mi lado sintieran solo por unos minutos el inmenso vacío y la melancolía, entenderían un poco. Ni siquiera me calma el hecho de que otras personas están en peor situación, porque hasta para sufrir soy egoista.

Las lágrimas no son suficientes cuando se quiebra tu camino, cuando te das cuenta hasta que punto de maldad y mentira puedes llegar a inflingir. En ese punto no hay retorno. Nunca.

Y tomo medicinas, escucho consejos, me abrazan, me quieren, tratan de ayudarme... cualquiera podría levantarse rápido. Pero con la plena conciencia de que hay un álter ego opuesto, simplemente todo lo que puedo hacer tiene un límite. Y lo acepto: soy un ladrón de sentimientos, un mentiroso y un aterrado en los días oscuros. 

Esos malditos días que me acompañan desde que nací.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario