jueves, 19 de febrero de 2015

No hay regreso

Hay muchos escenarios, cada uno con su cuota de felicidad y sufrimiento.
Cuando llega el final del show, cuando se termina la obra de teatro llamada "día a día", muchos se enteran que viven en soledad.

Porque no importa estar entre multitudes, con una familia y algunos amigos, simplemente están solos con sus ideas, planes y turbulencias.

Muchos pueden acompañar, pero aquellos que viven con pasión desmedida tienen una desventaja, una probabilidad cruda, una condena: ser abandonados.

Con el dolor que eso supone, son valientes, necios, muy testarudos porque toman su equipaje mental y siguen el camino... a solas. Y con una idea clara en su mente: no hay regreso.

 

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